viernes, 31 de agosto de 2012

Libertad ajena

"La soledad es muy hermosa... cuando se tiene alguien a quien decírselo."
(Gustavo Adolfo Bécquer) 
Y es así como de nueva cuenta te demuestras tan libre, tan sin importar lo que los demás piensan. Esa libertad fue lo que me atrajo pero también lo que en ocasiones me ahuyenta. Y es que diría Chavela Vargas "No hay nadie que aguante la libertad ajena; a nadie le gusta vivir con una persona libre. Si eres libre ése es el precio que tienes que pagar: la soledad". Tan fácil como es asimilar que nadie te pertenece, pero ese sentido de pertenencia es lo que termina construyendo, para bien o para mal, un vínculo entre los afectos y las palabras. Supongo que eso de la soledad en la libertad, como bien lo dijo Chavela, se convierte a la larga en una especie de idolatría de sí mismo pues no se es lo suficientemente humilde para mostrar interés por la compañía del otro. Quizá, en ocasiones te preguntes si esa soledad valdrá la pena a cambio de preservar dicha libertad ¿En realidad lo vale? La valía, colocar en una balanza aquello que tiene importancia, resulta engorrosa al momento de poner por encima tus prioridades de las de los demás, por ello escoges estar solo. Si es así, es correcto, pero no esperes que al final de tu historia ésta se cuente con gran alegría y entusiasmo pues el único que la conocerá serás tú, he ahí el precio de tu elección.